Mariposa suspendida entre amores.
Hija del mismo cielo siendo una estrella.
Amiga confiable, hija y amante.
Tímido rostro de mirar transparente.
Figura erótica en sus labios silentes.
Ella la paz dentro de sí misma.
La flor que habita entre los montes.
El lápiz de carbón de sus emociones.
La recóndita ada noble y
El embrujo de sus expresiones.
Ella soy yo. La misma muchacha .
La misma niña que ya mujer,
Rebusca en todo y se llena del
Canto, las risas y los sueños incesantes.
Su espíritu intranquilo perfuma
Hojas blancas, con nuevas fragancias,
En desvelos tibios de sus añoranzas.
POR: Yenerys J. Aybar Rojas.
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